Puede ocurrir que nos suene a chino el término «Sinodalidad». Por eso
empiezo por ahí. Sinodalidad es «caminar juntos». Pero, ¿quiénes han de
caminar juntos? ¿A quién se refiere el Papa? A los bautizados, porque todos
somos miembros de pleno derecho de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo,
cabeza de la Iglesia. A veces podemos olvidar el compromiso de ser
cristiano, pensar que sacar la Iglesia adelante, anunciar la Buena Nueva del
Evangelio al mundo, corresponde a otros: al Papa, a los obispos, a los
sacerdotes y diáconos, a los religiosos, a los consagrados, a agentes
pastorales, a gente muy especial… no es así como Cristo lo pensó y
transmitió. Antes de subir a los cielos, les dijo: «Id, pues, y haced
discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado»
(Mateo 28, 19-20). Y así lo vivieron los primeros cristianos, dice Alberto
García-Mina en el artículo de este mes.